martes, 7 de enero de 2014

Progeria

Progeria es una enfermedad genética de la infancia extremadamente rara, caracterizada por un gran envejecimiento brusco y prematuro en niños entre su primer y segundo año de vida. Se estima que afecta a uno de cada 7 millones de recién nacidos vivos. No se ha evidenciado preferencia por ningún sexo en particular, pero se han comunicado muchos más pacientes de etnia blanca (97% de los pacientes afectados). La progeria puede afectar diferentes órganos y tejidos: hueso, músculos, piel, tejido subcutáneo y vasos. Desarrollan baja estatura, cráneo de gran tamaño, alopecia, piel seca y arrugada, ausencia de grasa subcutánea, rigidez articular. Al no existir cura ni tratamiento, las personas que lo padecen, no exceden los 13 o 15 años de vida.
La forma más severa de esta enfermedad es la llamada síndrome de Hutchinson-Gilford nombrada así en honor de Jonathan Hutchinson, quien fue el primero en descubrirla en 1886 y de Hutchinson-Gilford quien realizó diferentes estudios acerca de su desarrollo y características en 1904.

Características:
Baja estatura, piel seca y arrugada, calvicie prematura, canas, ojos prominentes, cráneo de gran tamaño con las venas muy marcadas, ausencia de cejas y pestañas, nariz grande y respingada, mentón retraído, problemas cardíacos, costillas marcadas, extremidades finas y esqueléticas, estrechamiento de las arterias coronarias, enfermedades degenerativas como artritis o cataratas, manchas en la piel semejantes a las de la vejez, alteración de la dentición, osteoporosis y arterosclerosis.
Por último, se produce una muerte natural antes de los 18 años de edad.



Causas:
Los investigadores han descubierto una mutación genética como la única responsable del síndrome de Hutchinson-Gilford. El gen que se conoce como lámina A (LMNA), que produce una proteína necesaria para que el centro (núcleo) de una célula permanezca junta. Los investigadores creen que la mutación genética hace que las células sean inestables, lo que parece conducir a la progeria: el rápido proceso de envejecimiento.
A diferencia de muchas mutaciones genéticas, la progeria Hutchinson-Gilford no se transmite en las familias. Más bien, el cambio genético es una casualidad que los investigadores creen que afecta a un solo espermatozoide o al óvulo justo antes de la concepción. Ninguno de los padres es portador, por lo que las mutaciones en los genes de los niños son nuevas.

Diagnóstico:
Al nacer, los niños con progeria parecen normales; los síntomas se manifiestan durante el primer año de vida, con una o varias de las siguientes anomalías: retardo en el crecimiento, alopecia y anomalías en la piel. Hacia el segundo año se añaden otros síntomas, como la caída del cabello. Las manifestaciones clínicas de la progeria se clasifican en criterios mayores y signos que usualmente están presentes. Los criterios mayores incluyen alopecia, venas prominentes en la cabeza, ojos grandes, dentición anormal y retardada, tórax "acampanado" en apariencia de pera, clavículas cortas, piernas arqueadas, extremidades superiores delgadas con articulaciones prominentes, talla baja, peso bajo, maduración sexual incompleta y disminución de la grasa subcutánea. Los signos que usualmente están presentes son piel esclerodérmica, alopecia generalizada, orejas prominentes con ausencia de lóbulos, nariz ganchuda, labios delgados, paladar alto, voz de tono alto y uñas distróficas. En conclusión, el diagnóstico de la progeria es fundamentalmente clínico y se declara en niños que presentan los signos iniciales de la enfermedad mencionados al comienzo y que manifiesten todos los criterios mayores. Cabe mencionar que no existe un examen concluyente que certifique el diagnóstico de la progeria.

Pronóstico:
El promedio de vida en niños enfermos es de 13 años, pero puede estar entre 7-27 años. Aunque la supervivencia más allá de la adolescencia es inusual, se ha descrito un paciente que falleció a los 47 años por un infarto del miocardio. En más del 80% de los casos la muerte se debe a complicaciones que surgen, como la arterosclerosis, fallos en el corazón, infarto de miocardio y trombosis coronaria.

Tratamiento:
No hay cura para la progeria. Un control regular de las enfermedades cardiovasculares puede ayudar a lidiar con la enfermedad del niño. Algunos niños se someten a cirugía de dilatación de las arterias cardiacas (angioplastia) para retardar la progresión de la enfermedad cardiovascular.
Ciertas terapias pueden aliviar o retrasar algunos de los signos y síntomas. Estas incluyen:

  • Dosis bajas de aspirina: Una dosis diaria puede ayudar a prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
  • Otros medicamentos: Dependiendo de la condición del niño, el médico puede prescribir otros medicamentos, como las estatinas para reducir el colesterol o los anticoagulantes para ayudar a prevenir los coágulos de sangre. El uso de la hormona del crecimiento puede ayudar a aumentar la estatura y el peso.
  • Terapia física y ocupacional: Estas terapias pueden ayudar con la rigidez de las articulaciones y los problemas de cadera y pueden permitir que el niño permanezca activo.
  • Extracción de los dientes de leche: Los dientes definitivos del niño comenzarán a crecer antes de que los dientes de leche se caigan. La extracción puede ayudar a prevenir los problemas asociados con la pérdida tardía de los dientes de leche, o el desarrollo de una segunda fila de dientes cuando salen los dientes permanentes.


Tratamiento en investigación:
Los fármacos conocidos como inhibidores de la farnesil (FTI), que se han desarrollado para tratar el cáncer, han demostrado ser prometedores en la corrección de los defectos celulares que causan la progeria. Los inhibidores de la farnesil se están estudiando actualmente en ensayos clínicos con humanos para el tratamiento de la progeria

Otros síndromes similares:
Hay, sin embargo, otros síndromes progeroides que están en las familias. Como elWiedemann-Rautenstrauch y el síndrome de Werner. En el síndrome de Wiedemann-Rautenstrauch , también conocido como síndrome neonatal progeroide, el inicio del envejecimiento comienza en el útero, y los signos y síntomas son evidentes al nacer. El síndrome de Werner comienza en la adolescencia o en la edad adulta. Estos síndromes hereditarios progeroides también causan un rápido envejecimiento y la vida es más corta.



Páginas de donde se ha extraído la información: http://es.wikipedia.org/wiki/Progeria

Página de donde se ha extraído la fotografía: http://es.globedia.com/medicamento-cancer-muestra-mejoria-progeria

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