En los niños, las reservas de azúcares complejos, los que proporcionan energía de larga duración, se agotan más rápidamente que en los adultos. Como fuente alternativa de energía, el organismo recurre a las grasas. Al quemarlas, las grasas producen tres sustancias (los llamados cuerpos cetónicos): el ácido acetoacético, el ácido beta-hidroxibutírico y la acetona. La acetona es una sustancia volátil, que, en contacto con el aire, desprende un aroma inconfundible, como de manzana podrida. Otras señales pueden ser: somnolencia, irritabilidad e inapetencia. Además, pueden aparecer vómitos, dolor de barriga, malestar general, ojeras, dolor de cabeza, lengua seca y cubierta de una pátina, así como fiebre en el niño.
El aliento de un niño que tiene acetona es muy característico, ya que da la impresión de oler a manzanas ácidas (reineta) desde el momento en el que se despierta por la mañana, además, en ocasiones el niño suele estar bastante cansado e incluso vomita. Para determinar la existencia de acetona, lo mejor es comprar unas tiras reactivas que confirman la posible presencia de acetona a través de la orina.
Para paliar la acetona del organismo, lo mejor es ofrecer al niño zumo con azúcar dándoselo en pequeñas cantidades o a sorbitos, ya que ese estado de angustia por vómito imposibilita que pueda tomárselo normalmente. Una situación prolongada de ayuno, propicia un aumento de la acetona, hay que recordar que en grandes cantidades esta sustancia es una toxina para el organismo del pequeño y es necesario eliminarla.
Si la acetona no es eliminada al cabo de 24 horas, lo mejor es acudir al pediatra para que le realice las pruebas pertinentes y se pueda descartar alguna alteración metabólica como pudiera ser el hipertiroidismo o la diabetes.
Una opción que recomiendan algunos pediatras en el caso de acetona en el pequeño, es proporcionarle suero casero a base de agua mineral, zumo de limón, azúcar, una pizca de sal y de bicarbonato. Es un remedio que permitirá disminuir esos niveles de acetona y por consiguiente las ganas de vomitar.
Existen situaciones que favorecen la aparición de acetona en el niño: si el pequeño ha estado en ayuno durante muchas horas (al no poder disponer de azúcares, el organismo recupera energía de las grasas), si ha comido de un modo desordenado consumiendo muchas grasas (patatas fritas, fritos, chocolate, nata, etc.), y si ha tenido mucha fiebre y el pequeño ha estado sometido a un esfuerzo físico muy prolongado. La acetona también puede presentarse si el niño ha vomitado, eliminando así las reservas de azúcares presentes en el organismo. Sin embargo, en algunos casos, cuando los cuerpos cetónicos alcanzan niveles muy elevados, puede suceder lo contrario: puede que la aparición de acetona induzca al niño a vomitar.
A la hora de prevenir y tratar la acetona la alimentación del niño es determinante. Una dieta sana y regular es suficiente para evitarla. Cuando el trastorno ya haya hecho su aparición, es suficiente con ofrecer al niño una manzanilla dulcificada con una cucharadita de azúcar o de miel (ésta última a partir del primer año), que deberá tomar a pequeños sorbos, o bien un zumo de fruta. Si no tiene diarrea, se le pueden ofrecer también algunos sorbos de alguna bebida a base de cola. En presencia de vómitos, y si el niño se ha empachado de dulces o de patatas fritas, durante un par de horas, será necesario adoptar un menú muy ligero, que contenga alimentos ricos en carbohidratos complejos (pan, pasta, arroz, patatas), además de fruta y verdura, pero sin la presencia de carne, lácteos grasos, embutidos, fritos, dulces y chocolate. Sólo después se podrá introducir en la dieta del niño alguna tostada con mermelada o miel, leche o yogur descremados bien azucarados y, más tarde, arroz o pasta condimentados con un poco de aceite de oliva.
Fuente de información:
http://www.mibebeyyo.com/ninos/salud-bienestar/enfermedades-nino/acetona-en-el-nino-2001
http://www.bebesymas.com/salud-infantil/acetona-en-el-nino
A la hora de prevenir y tratar la acetona la alimentación del niño es determinante. Una dieta sana y regular es suficiente para evitarla. Cuando el trastorno ya haya hecho su aparición, es suficiente con ofrecer al niño una manzanilla dulcificada con una cucharadita de azúcar o de miel (ésta última a partir del primer año), que deberá tomar a pequeños sorbos, o bien un zumo de fruta. Si no tiene diarrea, se le pueden ofrecer también algunos sorbos de alguna bebida a base de cola. En presencia de vómitos, y si el niño se ha empachado de dulces o de patatas fritas, durante un par de horas, será necesario adoptar un menú muy ligero, que contenga alimentos ricos en carbohidratos complejos (pan, pasta, arroz, patatas), además de fruta y verdura, pero sin la presencia de carne, lácteos grasos, embutidos, fritos, dulces y chocolate. Sólo después se podrá introducir en la dieta del niño alguna tostada con mermelada o miel, leche o yogur descremados bien azucarados y, más tarde, arroz o pasta condimentados con un poco de aceite de oliva.
Fuente de información:
http://www.mibebeyyo.com/ninos/salud-bienestar/enfermedades-nino/acetona-en-el-nino-2001
http://www.bebesymas.com/salud-infantil/acetona-en-el-nino
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