La conjuntivitis es una infección o irritación ocular leve
y muy común. Está causada por gérmenes y
suele aparecer cuando el niño sufre un resfriado o una infección de oídos. También,
puede ser una irritación causada por alergias, agentes químicos o irritantes
ambientales como el humo o el polvo.
La conjuntivitis puede afectar a uno o a los dos ojos. Generalmente
dura entre 3 y 5 días, después de los cuales remite. Los síntomas más
significativos son el enrojecimiento de la parte blanca del ojo, el picor y la
sensación de calor en el ojo, sensibilidad a la luz, y, generalmente, el ojo
lagrimea y produce gran cantidad de secreciones, que hace que el niño se
levante por las mañanas con los ojos pegados.
Los niños en edad escolar y preescolar son los más propensos
a sufrir la conjuntivitis. Al ser una enfermedad infecciosa, puede producirse
el contagio a las personas que rodean al enfermo. Suele producirse porque los
niños se frotan los ojos para aliviar el picor o se limpian las secreciones con
las manos y luego pueden tocar las manos de otros niños u objetos que otros
niños pueden tocar, y después se llevan las manos a sus propios ojos. También se
puede transmitir al utilizar la misma toalla para la cara por los diferentes
miembros de la casa.
El tratamiento de la conjuntivitis es la limpieza ocular, ya
sea mediante agua o con sueros fisiológicos. En ocasiones el pediatra puede
recomendar la administración de antibióticos mediante colirios o cremas
oculares. Para que estos sean especialmente efectivos, primero se debe realizar
una limpieza del ojo, como mencionamos anteriormente. Si la conjuntivitis es
causada por un proceso de alergia, el tratamiento consistirá en administración
de antihistamínicos en forma de colirios o por vía oral, o corticoides.
Para evitar el contagio es aconsejable intentar que el niño
se frote los ojos, mantener los ojos del niño limpios y sin secreciones, lavar
las manos tras limpiar los ojos del niño y utilizar pañuelos o toallitas
desechables.
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